Julieta miraba fotografías de un viaje a la playa cuando tocaron el timbre de su casa anunciando que había llegado una carta. No era cualquier carta, era de papel rojo con una imagen de un dragón en el dorso, era la letra de Cristina; su mejor amiga de la infancia, las buenas amigas de la nicotina, las tardes de te y las noches de ganya, las mejores amantes en la cama.
Querida Julieta:
Han sido muchos los días de nuestra distancia, lamento no haberme despedido de ti como merecías pero ya sabes cómo es Eduardo: histérico, neurótico, apurado…nos hemos mudado a la China, Eduardo resultó ser tan buen parlanchín que de la Agencia lo mandaron a dar conferencias de Seguros en mandarín.
China es muy colorida, me acuerda mucho a ti; cada vez que salgo de noche las luces incandescentes me hacen llevar lentes oscuros, no entiendo nada de lo que escucho tampoco entienden nada de lo que hablo, es como estar dentro de una película sin subtítulos; siempre salgo sola porque Eduardo llega tan cansado que queda tendido y roncando en la cama de madera de nuestro palco.
Cada mañana le doy un te diferente a Eduardo disimulando mi depresión de estar a su lado. En este cajón por casa en el que estoy, sentada al borde de la cama acaricio cada fotografía del último viaje a la playa que hice contigo, siempre que las veo busco traerte de vuelta, me desnudo, me toco pero no aparece ningún orgasmo, mi cuerpo esta de huelga Julieta, se ha puesto un candado.
PD: pronto te escribo prepara tu sonrisa.
Julieta sumida en llanto, no puede controlar el temblor de sus manos, el televisor, los cuadros colgados, la cortina azul grisáceo, todo gira muy rápido, siente nauseas, palidece, lagrimea vuelve la mirada a las fotografías de la playa y esta vez su sonrisa empapada se ha vuelto salada.
Toma un bolígrafo, una libreta con olor a canela y titula:
Mi amada Cristina:
Haz traído de vuelta lo que hacía mucho me había dejado, una soledad entaconada y maquillada, unas tardes de nostalgia amalgamadas sin te en el sofá de mi sala, sexo desenfrenado con ese que tanto odio, el abandono, noches de paranoias que me asesinan y me resucitan en el baño.
Mi boca tiene la llave de aquel candado, Eduardo es un prófugo de la justicia de nuestro de nuestro amor, me ha arrebatado el tintineo de tus labios apretados a mi pecho, se ha disfrazado de dragón encantado para parecer el Dios de tu lecho, fatuo, descortés ladrón de mi costilla izquierda, llévame contigo Cristina, devuélveme el amanecer verde esmeralda titilando como luz de navidad de tu cara, devuélvele el calor a mis pies y a mi espalda, devuélveme la pasta rancia de los domingos al despertar de las resacas.
PD: mi sonrisa siempre está preparada.
Cristina desesperada espera a Eduardo sentada inmóvil en la sala, hay un ramo de lirios nuevos en la mesa alumbrada por una bola amarillenta que hay por lámpara, inundada la casa con olores a flores, inciensos y cigarrillo una nube de humo se condensa y a la vez se disipa con la brisa que entra por la ventanilla que tiene cortina panorámica, la boca de Cristina marca la letra O sin entonación alguna, exhalando el aire del cigarrillo que lentamente baja de su mano.
10:35pm llega Eduardo, el esposo frustrado de Cristina, la saluda con un beso poco usado y un maletín en su mano, ella aun sentada en el puff de aquella sala le devuelve el beso cansado y asustado sin palabra alguna, un silencio estresado recorre la casa, él le da la espalda y camina hacia la cocina, Cristina se levanta y su mano la lleva al bolsillo de la bata de baño, lo sigue, y a pocos centímetros de la nuca pálida de Eduardo apreta el gatillo de una magnun 45.
Querida Julieta:
Me he cansado de dormir con Eduardo, por eso le arranqué el deseo a la cama y sus besos se los regalé a la almohada, nunca me gustó oler a él porque sentía que olía a vieja con gatos encerrados.
Ponte tu mejor vestido, no hagas maletas, vente a la China con pasaje de venida sin vuelta.
Aquí mi dirección: Hong Kong, calle Yau Tsim Mong con paseo Hoo. Vente un jueves, al llegar mi número es el 487261.
PD: Tráeme la mejor comida, cigarrillos y jabón de baño. Te amaré por siempre.
Julieta con una peonada de hormonas exaltas al recibir la carta, se pone un vestido rojo con flores violetas, viaja un jueves por la mañana con un diccionario en la mano un pequeño bolso de mano llega a la dirección, la nueva casa de Cristina: La prisión.